Nuestros padres creen que todo lo que hacen lo hacen por nosotros, pero en realidad lo hacen por ellos mismos ya que consideran a los hijos como sus prolongaciones. Quieren que tenga sus actitudes y su manera de ver el mundo, a veces es doloroso comprobar que somos otros quizás muy distintos a los que ellos esperaban.
En la adolescencia la vida nos abre la puerta, no para jugar sino vivir, hay miles de caminos. Encontrar el indicado supone correr riesgos, por suerte siempre hay héroes dispuestos a correrlos. Son los que hacen que el mundo aun tenga esperanza, corazones rebeldes que apuestan a pleno por su sueño.
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