Recuerdos que aveces se desvanecen con el tiempo....

Todo comienza un día cualquiera. No tienes a nadie con quien hablar, nadie quien te entienda, nadie quien te haga reír, nada quien te comprenda. Pero entonces se te acercan estas personas que se convierten en algo más y cuando menos te lo esperas se vuelven en personas por las cuales darías la vida. La gente les dice amigos pero yo prefiero llamarlos hermanos. Porque son como tu familia. No importa cuántas veces te hayas peleado con ellos o cuantas veces les hayas dicho que los odias porque sabes que jamás podrías llegar a hacerlo. Cuando estas con ellos es como si nada más importara, los problemas ya no tienen importancia y es como si tu vida fuera un poquito menos miserable gracias a ellos. Te apoyan en todo momento y no te dicen lo que quieres escuchar, te dicen la verdad independientemente si esta implica sufrimiento. Cuando te preguntan si estás bien y tú dices sí ellos te dicen: yo sé que no. Los que cuando te ven llorar no te atacan con preguntas, simplemente te abrazan y te dicen que todo va a estar bien. Cuando las cosas más simples junto a ellos son las cosas más extraordinarias del mundo. Pero también sabes que tal vez algún días no vuelvas a verlos más. Juraran nunca dejar de hablarse, ser amigos por siempre. Y aunque la promesa tal vez no se cumpla sabes que jamás los olvidarás. Cuando te pregunten cual fue la etapa más feliz de tu vida, definitivamente pensarás en todos y cada uno de ellos. Recordarás aquellos lugares en los que se solían divertir así como también aquellos lugares en los que lloraron juntos. Las personas testigos de sus locuras. Aquellos maestros hablando con tus padres sobre tu mal comportamiento. Como te regañaban por llegar a altas horas de la noche. Pero eso al fin y al cabo no importaba porque estabas con ellos y cada momento valió la pena. Cada vez que mires atrás sonreirás al recordar esto y muchos sentimientos más. Pero lágrimas caerán sobre tu mejilla porque sabrás que nada volverá a ser igual.