Si tu no quieres venir para guardarte bajo mis sabanas..

Acabo de comprender que el amor se compone de ausencias, ausencias que se tejen con mis dedos, que se llenan de recuerdos y de té sin azúcar. Ausencia hasta de mi misma, perdiéndome por rincones que nadie conoce, deambulando a las tres de la mañana recordando vidas pasadas. De noches en donde me cubro, me envuelvo, me mezo en mi nostalgia preferida, llorando abrazada a la almohada de un día fresco de febrero. Me miro y me avergüenzo, me avergüenza el llanto con el que lloro a moco tendido y también porque de todas las cosas en las que desperdicio mi tiempo, el llanto es el peor. Me siento a ami misma y no comprendo porque, tan de repente, ya no me siento una niña. Me encuentro en medio de un lado y del otro, sin perdonarme, sin avanzar, sin tocar tus manos, sin sin sin sin. Eso es, un sin sin nada, ni siquiera una excusa que debería darme para intentar sentirme mejor. Me siento como en esos libros de Oliva Ardey que lee mi madre. Puedo vivir sin que me ames ¿como no? puedo continuar mis rutinas y ser una persona entera sin sentir tu calor, ¡valla que si! Lo que no tolero es que no lo sepas, que no sepas que te quiero que hasta me maravilla tanto y el corazón me baila ¡Y eso que a mi me maravillan pocas cosas! Así que si, ahora lo tengo todo claro, todo "nítido", que el amor también se compone de ausencias y lo aprendo a duras penas y a caramelos de miel..
Aver, ¿Te olvido o te vuelvo a querer mientras te escribo cartas dulces con sabor a sol? ¿Que si o que no? ¿Que chocolate o frutilla?